LA AMISTAD, ¿RELACIÓN INTERESADA O COMUNICACIÓN DE SENTIMIENTOS?
La amistad, según la RAE, se define como “afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato”. Esta definición ha quedado obsoleta en virtud de lo que hoy en día está ocurriendo. Siendo coherentes con la sociedad en la que vivimos, el término podría definirse como aquella relación interesada, en la que uno de los participantes intenta aprovecharse del otro.
Asimismo, las nuevas tecnologías también han propiciado que el término amistad pierda ese halo de acercamiento entre personas, ese trato directo, cara a cara, que propicia que la relación sea más directa y más cordial. El lenguaje, que es la forma de expresión de los sentimientos y los pensamientos, y la amistad, que se produce dentro del contexto del diálogo directo, poseen un componente muy importante denominado lenguaje no verbal. La postura, los gestos, la intencionalidad del mismo lenguaje están reflejados en el lenguaje no verbal. Y éste sólo es posible en el ámbito de una relación presencial, cara a cara. Y es ahí dónde uno se da cuenta de las verdaderas intenciones de su interlocutor. Esta sociedad va perdiendo esos valores. Cada vez más nuestros jóvenes se sientan delante de un ordenador o a través de un teléfono móvil a hablar con sus amigos, sin darse cuenta de que la relación personal es mucho más importante y más enriquecedora.
Prácticamente solamente hablamos con el panadero, la cajera, y alguna persona detrás de un mostrador. Comunicaciones todas, superfluas. Cuando queremos realmente comunicar algo, en este mundo tendemos a la comunicación virtual, seguramente, rápida y cómoda. Pero careciente del elemento humano: sentimientos, reflexiones, intuiciones y la satisfacción de ver las reacciones que causan tus palabras en una cara conocida. Por eso, es importante dar a conocer a la sociedad esos valores que actualmente están a la deriva, sobre todo, a los jóvenes que cada vez más anteponen esa relación fría y distante a la calidez y satisfacción de encontrar en las reacciones de los demás ese cariz afable de la relación denominada AMISTAD.
Cuando uno llega al Albergue, redescubre esa sensación de acercamiento, que el resto de la sociedad ni percibe ni valora. Allí, la comunicación directa te enseña y te devuelve todas esas sensaciones, como una isla en mitad de un mundo comunicándose sin comunicación.
Antonio, voluntario
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