sábado, 4 de junio de 2011

APOSTAR AUN A PESAR DE LA DUDA


Fray Nacho, sacerdote y religioso mercedario, que desarrolla su trabajo en la cárcel de Elche (del que ya hemos hablado en nuestro blog, en el artículo "CONCIERTO SOLIDARIO: FRAY NACHO") nos envía un artículo, muy intimamente ligado con el objetivo último del trabajo que estamos realizando desde el albergue: la reinserción social de los olvidados de la sociedad. Os lo presentamos a continuación:

Un gran amigo y gran persona me ha enseñado que en prisión los pequeños triunfos se consiguen solo si apostamos por la gente aún sabiendo que la historia puede acabar mal y que mayor es la “recompensa” cuanto más nos jugamos en la apuesta.

Uno, dos, tres años son los que lleva Henri en prisión; le queda mucho “talego” aún para cumplir con la sentencia que le condenó por un delito contra la salud pública. Lleva tiempo esperando su oportunidad. Es joven, es su primera condena. Durante todo este curso lo he visto manteniendo una actitud ejemplar en la prisión. No tiene partes disciplinarios, trabaja e intenta no meterse en líos.

Suena el teléfono. La asistente social de Henri me comunica que por fin va a salir de permiso a la casita de acogida “Pedro Arrupe” que dirige el Hno. Jorge. También se lo ha dicho a Henri, por fin lo veo sonreír en ocho meses. Sólo hace tres semanas me comentaba la posibilidad de cambiar de prisión pues aquí lo veía todo “bastante negro”. Le dije que tuviera paciencia, algo me decía que su permiso estaba a punto de caer. ¡Bendito pronóstico!.

Ya tiene día y hora de salida. Empiezan los nervios. Les resultaría curioso descubrir que cuando una persona lleva tiempo largo en prisión, después de la alegría por la concesión de un permiso, les suele sobrevenir una sensación de pequeño miedo e incertidumbre. Es algo que se repite casi siempre. La cárcel marca, deja surcos en la piel y en la psicología de los presos y ahora, en libertad, es cuando aparecen las heridas que la cárcel ha ido cicatrizando en los corazones y en el alma.

Nadie puede aprender a vivir en libertad en ausencia de ella (no recuerdo donde leí esto pero es muy cierto). Si esto es así, el mejor remedio para reinsertar a una persona en la sociedad es haciendo pequeñas incursiones, cada vez más periódicas, hacia la vida en libertad. Es la mejor terapia, el mejor seguimiento social, el tratamiento más efectivo, ¡se lo puedo asegurar!.

Pero implica sus riesgos. Nuestra sociedad no está dispuesta a conceder segundas oportunidades. De vez en cuando los periódicos nos recuerdan aquello de: “una persona que disfrutaba de un permiso penitenciario ha vuelto a robar en tal o cual sitio.....”. ¿Saben ustedes cuantos permisos penitenciarios se dan cada semana?. Cientos, muchos....., sin embargo los permisos que van bien (que son casi todos los que se conceden) no son de interés periodístico, no importan.

En mis pocos años de acompañamiento a internos he podido acompañar muchas primeras salidas, muchos permisos, he podido comprobar mucho miedos, muchos “descubrimientos” nuevos al salir a la calle. Es una verdadera hazaña que una persona que haya estado mucho tiempo en prisión sea capaz de sobrevivir en una sociedad como la nuestra, que le dejó apeado en el olvido de los condenados, que le paró su reloj personal, que dejó de pasar hojas en su calendario y sigue recordándole el día en que entró en prisión. En la prisión todos los días son iguales. El mundo ha avanzado aquí fuera pero no allí dentro.

Henri, ya ha regresado a la prisión de su primer permiso, ha ido muy bien. Esta noche su cabeza se llenará de colores, de olores, de la brisa del mar que ha vuelto a ver después de tres años, de la ilusión de que merece la pena seguir luchando porque pronto llegará el próximo permiso.

Llegará el permiso y volverán los nervios, pero el corazón, ahora de nuevo parado, volverá a latir. ¡Es el milagro de libertad!.

Merece la pena seguir apostando por la gente. El éxito de la vida en libertad para una persona que haya estado presa tiene mucho que ver con el número de apoyos que el interno haya encontrado antes y durante su permiso. ¡No hay trucos, es así!, no estoy descubriendo nada que sea nuevo.

¿Está nuestra sociedad dispuesta a acompañar a los presos en sus incursiones hacia la libertad?. El éxito de la reinserción de las personas presas depende de todos. Aquí no vale echar “balones fuera”. Depende de ti y de mi, no hay otra salida.

Gracias a todos los que seguís creyendo en los pequeños milagros, a todos los que apostáis por ellos sin valorar los riesgos, a todos los que acogéis a los internos e internas de nuestras prisiones, a todos los que entendéis que el mejor tratamiento es apostar por las personas, a todos los que no escatimáis tiempo ni fe apostando, apostado, apostando........

En la “ruleta” de la cárcel, cada apuesta puede darnos un premio “extraordinario”: ¡una persona libre de nuevo, para siempre¡.¿Juegas?

P. Nacho Blasco


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