YO NO SOY COMO ELLOS
Yo no soy como ellos.
Es lo que decimos algunos cuando tenemos problemas y no queremos afrontarlos.
Es lo que dicen algunos enfermos de sus compañeros en el psiquiátrico: “esos, están todos locos.”
Es lo que dicen unos toxicómanos de otros: “Ya, pero… yo controlo.”
Es lo que decimos la mayoría, de los pobres.
Partiendo de que hay diferentes tipos de problemas, de locuras, de toxicomanías y de pobrezas, podemos estar en lo cierto.
Un día, trabajando en el turno de tarde, atendí a un chico que llegó en un estado lamentable. Las normas, ya, ya lo sé, están para cumplirlas, pero…. Unos usuarios me decían que estaba borracho y no podía entrar, su sitio estaba en el parque. Fue humillante. Sé de buena tinta que los que decían eso, no eran como él, no bebían… ¡tanto!
Subimos a la habitación y junto con otro usuario le ayudé a tumbarse en la cama. En una de las visitas para ver como estaba lo encontré sentado, lamentándose de que él no era nada, ni nadie y sólo servía para emborracharse, reconociendo que no podía seguir así, eso no era vida. No tendría más de 18 años, me senté a su lado y solo se me ocurrió contarle un cuento, decía así:
Me levanto por la mañana, salgo de casa. Hay un socavón en la acera.
No lo veo y me caigo en él.
Al día siguiente salgo de mi casa, me olvido del socavón y me vuelvo a caer en él.
Al tercer día, trato de acordarme que hay un socavón.
Sin embargo no lo recuerdo y caigo en él.
Al cuarto día salgo de casa tratando de acordarme del socavón. Lo recuerdo y a pesar de eso, no lo veo y caigo en el.
Al quinto día camino mirando el suelo, lo veo y a pesar de verlo, caigo en él.
Al sexto día salgo de mi casa, recuerdo el socavón, lo busco con la mirada, lo veo, intento saltarlo, pero caigo en él.
Al séptimo día, salgo, veo el socavón, tomo carrerilla, salto, pero no es suficiente y caigo en él.
Al octavo día, salgo de casa, lo veo, tomo carrerilla, salto, me siento tan orgulloso de haberlo conseguido lo celebro dando saltos de alegría. Y, al hacerlo caigo otra vez en el.
Al noveno día, salgo de casa, veo el socavón, lo salto y sigo mi camino.
Al décimo día, justo hoy, me doy cuenta de que es más cómodo caminar por la acera de enfrente.
Cuentos para pensar.
JORGE BUCAY
" Tú no eres como ellos."
Es lo que decimos algunos cuando tenemos problemas y no queremos afrontarlos.
Es lo que dicen algunos enfermos de sus compañeros en el psiquiátrico: “esos, están todos locos.”
Es lo que dicen unos toxicómanos de otros: “Ya, pero… yo controlo.”
Es lo que decimos la mayoría, de los pobres.
Partiendo de que hay diferentes tipos de problemas, de locuras, de toxicomanías y de pobrezas, podemos estar en lo cierto.
Un día, trabajando en el turno de tarde, atendí a un chico que llegó en un estado lamentable. Las normas, ya, ya lo sé, están para cumplirlas, pero…. Unos usuarios me decían que estaba borracho y no podía entrar, su sitio estaba en el parque. Fue humillante. Sé de buena tinta que los que decían eso, no eran como él, no bebían… ¡tanto!
Subimos a la habitación y junto con otro usuario le ayudé a tumbarse en la cama. En una de las visitas para ver como estaba lo encontré sentado, lamentándose de que él no era nada, ni nadie y sólo servía para emborracharse, reconociendo que no podía seguir así, eso no era vida. No tendría más de 18 años, me senté a su lado y solo se me ocurrió contarle un cuento, decía así:
Me levanto por la mañana, salgo de casa. Hay un socavón en la acera.
No lo veo y me caigo en él.
Al día siguiente salgo de mi casa, me olvido del socavón y me vuelvo a caer en él.
Al tercer día, trato de acordarme que hay un socavón.
Sin embargo no lo recuerdo y caigo en él.
Al cuarto día salgo de casa tratando de acordarme del socavón. Lo recuerdo y a pesar de eso, no lo veo y caigo en el.
Al quinto día camino mirando el suelo, lo veo y a pesar de verlo, caigo en él.
Al sexto día salgo de mi casa, recuerdo el socavón, lo busco con la mirada, lo veo, intento saltarlo, pero caigo en él.
Al séptimo día, salgo, veo el socavón, tomo carrerilla, salto, pero no es suficiente y caigo en él.
Al octavo día, salgo de casa, lo veo, tomo carrerilla, salto, me siento tan orgulloso de haberlo conseguido lo celebro dando saltos de alegría. Y, al hacerlo caigo otra vez en el.
Al noveno día, salgo de casa, veo el socavón, lo salto y sigo mi camino.
Al décimo día, justo hoy, me doy cuenta de que es más cómodo caminar por la acera de enfrente.
Cuentos para pensar.
JORGE BUCAY
" Tú no eres como ellos."
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