martes, 17 de abril de 2012

LA VIDA, ¿ALGO MÁS QUE CAMINAR EN CÍRCULO?

Hace unos días fuí, con mi familia, a visitar el Bioparc, el parque zoológico de Valencia. Entre todos los animales hubo uno que me llamó muchísimo la atención, un rinoceronte que caminaba en círculos. Era un animal que, según versaba en una inscripción situada junto al animal, había nacido en un circo y había estado toda su vida metido en una jaula, por eso la gran mayoría del día se dedicaba a dar vueltas en círculo, sin ninguna otra actividad.

Esto me hizo pensar la cantidad de veces en nuestra vida que somos como el rinoceronte, “nos dedicamos a dar vueltas” sin otro objetivo en nuestra vida…. Nos hemos acostumbrado a que tantísimas cosas son como son, que no nos llegamos a preguntar si las cosas podrían ser de otra forma. Y no solamente eso, sino que nos ofendemos si alguna persona intenta mover el orden establecido de nuestra vida. Que cantidad de normas, costumbres… llevamos a cabo a lo largo de nuestros días, que ya ni nos damos cuenta de que convivimos con ellas…

Y esta actitud también nos pasa en algún momento en nuestra convivencia, como voluntarios o trabajadores, en el albergue… Que una persona a la que atendemos (participante) nos diga una palabra fuera de tono, no tenga la respuesta que nosotros esperamos (por ejemplo, de agradecimiento…), o que llegue habiendo bebido alguna cerveza… nos parece que no es algo adecuado para ellos y pensamos que debemos de poner todo lo que tenemos en nuestras manos para que las cosas cambien…. No intentamos ir más allá, descubriendo lo que realmente nos quieren decir con esas actitudes…Son más importantes las normas, que la propia persona…. Nos hemos acostumbrado a calculados “itinerarios de inserción”, donde no se debe de escapar nada de nuestras manos… Pero ahora a Cáritas se nos invita a trabajar desde “procesos de desarrollo”, donde hay que dar cabida a la improvisación, y nos encontramos perdidos y pensamos que “alguien” debe de estar equivocándose…. Nos encontramos inseguros porque queremos tenerlo todo controlado… Queremos aplicar nuestros “propios esquemas” a esas personas…

Ojala, descubramos la necesidad de romper con la “actitud del rinoceronte”, sintamos que caminar debe ser algo más que ir en círculos, nos dispongamos a caminar en la inseguridad que genera tener al otro como centro de nuestra vida y de nuestro trabajo, para que pueda desarrollar su vida y sus potenciales más allá de las normas, de lo que hemos hecho siempre … Y en nuestra vida intentemos ir más allá de todo aquello que no nos deja ser auténticas personas… que no rijamos nuestra vida por figurar algo que no somos…y nos preocupemos únicamente de lo importante, que es AMAR a todas las personas, tal y como son… Este es el inicio de un verdadero acompañamiento de la persona en su "proceso de desarrollo"...

Julián

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