Últimamente la palabra solidaridad aparece de forma muy frecuente en los medios de comunicación. Los políticos no dejan de usarla. Pero, ¿con qué finalidad o qué sentido le dan a la palabra? Solidaridad por definición es la adhesión circunstancial a la causa o la empresa de otros. Y yo añadiría el término “necesitado”. Justamente ese término, que no aparece en la definición, es el que los políticos no tienen en cuenta. No se hacen políticas para paliar las necesidades de los más necesitados, sino todo lo contrario, se apoya a aquellas instituciones que en años anteriores han estado estafando a la población, y que tienen gran parte de culpa de la situación social que vivimos.
¿A cuánta gente conocemos que el banco le ha embargado su vivienda? Y no solamente le embargan, sino que además dejan a deber dinero que los bancos religiosamente les van a hacer pagar, aunque en ello vaya la vida y lo más importante la dignidad de las personas. Si miramos hacia atrás en el tiempo, observaremos que en los medios de comunicación no aparecían noticias relacionadas con las personas sin hogar, si exceptuamos cuando ocurría alguna desgracia en la que estaban implicadas personas sin recursos, dando una imagen peyorativa de este colectivo. Pero en estos momentos, las noticias sobre las personas sin hogar o sin recursos son cada vez más numerosas, y ya no tienen esa connotación peyorativa, sino todo lo contrario, nos muestra la sociedad a la que nos esta abocando la crisis económica, que si sigue este curso desencadenará una crisis social de dimensiones desconocidas.
La solidaridad es ayudar al necesitado sin esperar nada a cambio. Desde el albergue, los voluntarios intentamos realizar esa labor de apoyo a los profesionales que diariamente se encuentran con historias dantescas que la crisis nos está dejando. Es necesario desde todos los sectores empezar a escuchar a este colectivo, en el que hace unos años la mayoría eran desconocidos para la población, pero que en estos momentos te puedes encontrar con tu vecino del quinto que esta necesitado y no tiene más remedio que acudir a estos recursos, y en el peor de los casos, puede ocurrir que seas tú el que necesite de estos servicios. En este momento uno se da cuenta de la función real que tiene Cáritas, pero siempre esperamos a estar en las últimas para darnos cuenta. ¿Por qué?
Antonio, voluntario
Hace unos días fuí, con mi familia, a visitar el Bioparc, el parque zoológico de Valencia. Entre todos los animales hubo uno que me llamó muchísimo la atención, un rinoceronte que caminaba en círculos. Era un animal que, según versaba en una inscripción situada junto al animal, había nacido en un circo y había estado toda su vida metido en una jaula, por eso la gran mayoría del día se dedicaba a dar vueltas en círculo, sin ninguna otra actividad.
Esto me hizo pensar la cantidad de veces en nuestra vida que somos como el rinoceronte, “nos dedicamos a dar vueltas” sin otro objetivo en nuestra vida…. Nos hemos acostumbrado a que tantísimas cosas son como son, que no nos llegamos a preguntar si las cosas podrían ser de otra forma. Y no solamente eso, sino que nos ofendemos si alguna persona intenta mover el orden establecido de nuestra vida. Que cantidad de normas, costumbres… llevamos a cabo a lo largo de nuestros días, que ya ni nos damos cuenta de que convivimos con ellas…
Y esta actitud también nos pasa en algún momento en nuestra convivencia, como voluntarios o trabajadores, en el albergue… Que una persona a la que atendemos (participante) nos diga una palabra fuera de tono, no tenga la respuesta que nosotros esperamos (por ejemplo, de agradecimiento…), o que llegue habiendo bebido alguna cerveza… nos parece que no es algo adecuado para ellos y pensamos que debemos de poner todo lo que tenemos en nuestras manos para que las cosas cambien…. No intentamos ir más allá, descubriendo lo que realmente nos quieren decir con esas actitudes…Son más importantes las normas, que la propia persona…. Nos hemos acostumbrado a calculados “itinerarios de inserción”, donde no se debe de escapar nada de nuestras manos… Pero ahora a Cáritas se nos invita a trabajar desde “procesos de desarrollo”, donde hay que dar cabida a la improvisación, y nos encontramos perdidos y pensamos que “alguien” debe de estar equivocándose…. Nos encontramos inseguros porque queremos tenerlo todo controlado… Queremos aplicar nuestros “propios esquemas” a esas personas…
Ojala, descubramos la necesidad de romper con la “actitud del rinoceronte”, sintamos que caminar debe ser algo más que ir en círculos, nos dispongamos a caminar en la inseguridad que genera tener al otro como centro de nuestra vida y de nuestro trabajo, para que pueda desarrollar su vida y sus potenciales más allá de las normas, de lo que hemos hecho siempre … Y en nuestra vida intentemos ir más allá de todo aquello que no nos deja ser auténticas personas… que no rijamos nuestra vida por figurar algo que no somos…y nos preocupemos únicamente de lo importante, que es AMAR a todas las personas, tal y como son… Este es el inicio de un verdadero acompañamiento de la persona en su "proceso de desarrollo"...
Julián
Otra tarde me vuelvo a poner mis mejores galas y me aproximo al albergue. Los zapatos no son nuevos, pero como si lo fueran. Los pantalones no son nuevos, pero como si lo fueran. Mi camisa no es nueva pero como si lo fuera. Nada es nuevo, pero yo pienso que sí.
Hay una cosa que si que estreno todas las tardes que me acerco a ver a “mis muchachos” y no es ni nada más ni nada menos que un par de orejas.
Unas orejas que mandan mas que mi boca, que tampoco es nueva, ya que allí uno disfruta más oyendo que hablando. El triunfo del ser humano no es ser un buen orador, si no ser un buen oyente.
Uno puede hablar mucho y muy bien, pero si no hay nadie escuchando su tarea no tiene merito. Mientras que si uno esta oyendo, es porque alguien esta hablando. Y la COMUNICACIÓN ( y lo he puesto en mayúsculas) es y debe ser el comienzo de la solución de todos los conflictos.
Hemos jugado con las palabras, el único juego que puede permitirse una ludopatia extrema y luego hemos escrito un poema entre todos que la verdad ha salido bastante bien. Os lo dejo aquí y os aconsejo que lo leáis en voz alta, siempre es posible que haya un oyente cerca.
Javi Aguilella
DESAMOR
Hay una niña sentada
en el borde de un abismo
porque el amor que ella siente
no le es correspondido.
Ella sufre que sufre
porque de un chico esta enamorada.
Al que le gustan los trenes
trenes amantes de niños.
Despues de un largo viaje
comunico su dolor.
El sigue con lo que sigue
y ella sigue con su amor.
Son personas que lo han perdido casi todo, y a priori cuesta entender como la poesía puede llenar un vacío que a primera vista, solo es material. Pero así es la poesía, así es Javi Aguilella, un ondense que una vez al mes se desplaza a un centro de Cáritas de Castellón para compartir versos y experiencias con hombres y mujeres a los que los avatares de la vida los ha puesto en la encrucijada de la crisis.
"Me llamaron para que enseñara poesía, pero al final salgo yo aprendiéndola", afirma el poeta encargado del taller. Allí se realizan múltiples actividades, la suya tiene que ver con las palabras, esas que hablan de los sabores de la vida que a más de uno se le ha agriado, de los aromas de una infancia ya lejana, y de un porvenir mejor que se hace esperar.
(de la revista ARRELS, nº. 251)
“Estamos perdiendo los valores”, esta frase salió en uno de nuestros talleres que realizamos para los usuarios, aprovechando las circunstancias del espacio compartido. Esto me llevó a reflexionar un poco, sobre esta frase y algunas más que me he ido encontrando, por el camino. Otro día, encontré una frase en un muro del facebook, que también me hizo pensar, decía algo así como que los seres humanos hemos dejado de querernos, porque ahora sólo queremos a los objetos, que el mundo había perdido su capacidad de querer, y lo había cambiado por el de poseer, y la verdad, no sólo me ha hecho reflexionar, sino que a la vez, me entristeció. Y si es verdad? Realmente queremos más a los objetos que a las personas?, quizás allí esté la clave para entender el deterioro de las relaciones humanas, quizás así sea capaz de entender un poquito, porque este mundo cada vez está más desprovisto de los valores que de pequeña me han inculcado.
El valor de la honestidad, de la compasión, de la generosidad, del perdón. La valentía a pedir disculpas cuándo hacemos daño a alguien, y la generosidad de corazón para recibir una disculpa. El valor de la amistad, de ayudar de una forma desinteresada sin esperar nada a cambio que recompense nuestra acción. Pero sobretodo lo que debemos recuperar sin perder tiempo, es la valentía para querer, para amar a las personas, e ir desterrando la idea de aferrarnos a las cosas materiales, porque al fin y al cabo, son sólo eso “cosas”. Las personas son lo que realmente importa, porque son el motor que impulsan a este mundo a seguir adelante, ante todas las adversidades que nos vamos encontrando, porque siguen siendo un “valor” al alza, sin cotizar en bolsa, pero siendo parte imprescindible, porque debemos empezar a recuperar valores, a llevarlos con nosotros como si se tratara de una segunda piel, porque es necesario que recuperemos la dignidad del ser humano. Por eso, y por muchas cosas más, tenemos que deshacernos de lo superficial, y centrarnos en la profundidad de nuestros sentimientos. Es importante que empecemos a querer más, a valorar, a amar. Hay que tener mucho “valor”, para realizar estos pasos, y dejar la mezquindad del corazón en un rincón, pero quiero pensar, que todavía no es demasiado tarde, que aún se pueden conseguir objetivos, que aún no hemos perdido la capacidad de querernos más a nosotros, y de querer menos a los objetos.
Lola (educadora del centro de día)
La dificultad de aferrarnos a las propias convicciones, aunque sea el camino menos transitado, amar a las personas por encima de todo lo demás... Os invito a ver el siguiente enlace http://youtu.be/6gxUwXl7ZQ8
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