martes, 8 de mayo de 2012

Todos somos Oduwa

Todos los que me conocéis sabéis que yo no soy mucho de pedir. Siempre he ayudado en lo que he podido a los que me han necesitado y me he arreglado con lo que tengo, que es, suficiente para vivir, mucho si lo comparamos con los que tienen lo justo y muchísimo con los que no tienen nada. Tengo la suerte de tener familia, grandes amigos y muchos conocidos, que en el transcurso de todos estos años me habéis dado vuestro amor, el valor de la amistad y nunca, nunca me he sentido solo.

 Sabéis que trabajo en Cáritas, en el albergue de transeúntes Mare de Déu del Lledó de Castellón y en mis ratos libres soy voluntario. Debido a la crisis que estamos sufriendo, cada día más familias se ven obligadas a acudir al comedor social, a ir por las diferentes Cáritas parroquiales en busca de los alimentos básicos para no pasar hambre. Vienen a pedir ayudas en luz, gas para cocinar, ropa, e incluso alquileres. Todos los días se quedan en la calle muchas familias por no poder pagar la hipoteca, el alquiler, familias con hijos –familias como la tuya o la mía-. Esta dramática situación social que nos ha tocado vivir va en aumento. No debemos ser indiferentes. Debemos apoyarnos los unos a los otros y no mirar hacia otro lado. Debemos invertir en personas, cada uno con lo que tenga: tiempo, habilidades, conocimiento, con lo que le sobre, lo que no necesite o simplemente estando.

 Sé que individualmente no podemos solucionar está situación tan injusta, ni tan siquiera desde Cáritas se puede dar solución a todas las personas que pasan diariamente por allí.

 Por eso os pido por una familia con cuatro hijos que el día 28 de mayo se quedará sin techo y por una madre con seis hijos y el marido en prisión. Esas dos familias, de no “normalizar” su situación, dejaran de ser una familia unida; a los hijos los tutelará el estado y los padres continuaran en la calle.

 Nosotros no estamos excluidos de vernos así, también podríamos quedarnos sin trabajo, no poder pagar la hipoteca, incluso sin techo. Imaginaos el sufrimiento, miedo, de unos hijos separados de sus padres. La situación es crítica para estos matrimonios y sus hijos ¡Nosotros si queremos, podemos mejorar su situación! Estas dos familias son sólo un cristal de hielo del iceberg, detrás hay una larga lista de personas con unas necesidades y unos derechos que no les son reconocidos. No consintamos que una familia, unos niños, ninguna persona duerma esta noche en la calle. Mirémonos todos en ese cristal y si nos vemos reflejados en él estoy seguro que habrá merecido la pena escribir esta carta.

                                                                                                                   Manuel


Concédeme, Señor, Serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar; Valor para cambiar lo que puedo; Sabiduría para conocer la diferencia.

 Todos somos Oduwa. Podéis mandarme vuestras sugerencias, inquietudes, opiniones. manolovinyes@ono.com

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