POBREZA INFANTIL
Esta semana me quedé atónito viendo
las noticias. UNICEF estima que el 26 % de los menores de 16 años viven bajo el
umbral de la pobreza. Hasta hace un tiempo los pensionistas eran el grupo de
edad que tenía más problemas para llegar a final de mes. ¿Cómo es posible que
la maldita crisis cambie en tan poco tiempo el devenir de una sociedad? ¿Quién
es el culpable o culpables de que esto haya ocurrido?
Tenemos un problema en la sociedad en
la que vivimos. No somos
capaces de hacer autocrítica. Es más estoy por decir que somos incapaces de
pensar por nosotros mismos. Los medios de comunicación, las ideologías propias
y los valores impiden que nos desarrollemos como personas capaces de razonar
por nosotros mismos. Estamos condicionados por lo que oímos, vemos y sentimos.
No tenemos las herramientas adecuadas para filtrar aquello que nos interesa, de
analizar lo que sucede a nuestro alrededor. El único filtro que se utiliza en
estos momentos es el color político que cada uno posee. Si soy de derechas, la
culpa es de la izquierda. Si soy de
izquierdas, la culpa es de la derecha. Y mientras tanto, nuestros niños y
adolescentes comienzan a tener problemas que no son los pertinentes para la
edad que tienen. Sus padres no pueden darles, no ya caprichos, sino necesidades
básicas, para que puedan desarrollarse normalmente. Con el tiempo, estos niños
y adolescentes se convertirán en adultos que deberían ser aquéllos que
sustenten el país. Pero si ya en edades tempranas se encuentran con problemas
que no son los adecuados para su edad, ¿cómo van a sustentar el país, si
primero tendrán que solucionar los problemas que arrastran desde la infancia?
Si a todo esto, le sumamos los
recortes que se van a llevar a cabo en educación , vamos a convertir España en un país de ignorantes e incultos.
Justamente lo contrario de lo que necesitan nuestros niños y adolescentes, que
es conseguir las herramientas necesarias para poder analizar lo que sucede a su
alrededor. Sin esa capacidad de síntesis, podemos hablar de generaciones de
niños que no van a tener posibilidad de afrontar los tiempos que nos esperan y
no entender que es lo que está ocurriendo en la sociedad en la que viven. Por
lo tanto, estarán perdidos y sin rumbo. ¿Queremos los adultos arrastrar a
nuestros hijos a una sociedad sin valores, sin educación y con la ideología
política que tenemos en estos momentos?
Deberíamos ser más autocríticos y no
echar las culpas siempre a los demás. Ya Socrates, en la antigua Grecia
utilizaba lo que se denomina diálogo socrático. Consiste en discutir
razonadamente los pensamientos, sentimientos y conductas de las personas, e
intentar hacer ver que no siempre son adecuados o positivos para uno mismo.
Básicamente se trata de que a partir de la palabra se haga ver a la otra
persona que existen más posibilidades y que por ella misma afronte el problema
y decida cual es la mejor solución. ¿Por qué si ya los antiguos griegos lo
utilizaban para mejorar el potencial de uno mismo, no se utiliza en la
actualidad? Sencillamente, porque no tenemos tiempo que perder en sentarnos y
hablar, dialogar y decidir. Es más fácil que decidan por mi. Pero las consecuencias son las que tenemos ahora.
¿Queremos seguir así o necesitamos un cambio? Evidentemente y a la vista de la
sociedad que tenemos debemos plantearnos ese cambio. Y para ello el mejor
sistema es el diálogo, en el que todos podamos aportar nuestro granito de arena
para mejorar esta sociedad en la que estamos inmersos, y que es de todos.
Antonio
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