lunes, 4 de junio de 2012

CASA ABIERTA VISITA EL ALBERGUE

Fachada de la entrada principal de Casa Abierta, en Zaragoza
El pasado día 24 de mayo tuve oportunidad de conocer el Albergue de Castellón. Fui invitado como Coordinador de Casa Abierta, la sección de Baja Exigencia del Albergue Municipal de Zaragoza. En realidad soy trabajador de la Obra Social de la Parroquia Ntra. Sra. del Carmen puesto que nuestro servicio es una experiencia compartida con el Ayuntamiento de Zaragoza.
Mi colaboración consistió en aportar mi pequeño granito de arena desde mi experiencia en el trabajo con personas sin hogar para participar en una sesión de formación que la sección de Inclusión de Cáritas de Segorbe-Castellón había organizado.

Casa Abierta nació de la necesidad de ofrecer una solución digna para un  número de personas que habitaban en la ciudad de Zaragoza cuya prolongada estancia en la calle y su alto grado de deterioro urgían a ofrecer una alternativa adecuada. Por ello se habilitó un espacio del Albergue Municipal donde, con la ayuda de un grupo de voluntarios, se ofrecen en primera instancia las atenciones básicas de alojamiento y alimentación.  Pretendemos que la permanencia en nuestro servicio se prolongue lo máximo en el tiempo, estabilizando así situaciones vitales complicadas y de grave riesgo para las personas.
Trabajamos para recobrar la condición de ciudadano de la persona en situación de calle. En este sentido, es fundamental la recuperación de una autonomía básica de nuestros usuarios, favorecer la vuelta a la participación en la sociedad y el propiciar el renacer de unas relaciones sociales positivas. Por ello, nuestra principal tarea es acompañarlos, reconstruir su autoestima y facilitar su reintegración en la vida social. En Casa Abierta el trabajo del voluntario conforma el primer entorno afectivo y, a través de la relación, se intenta conseguir primeros grados de socialización, sobre todo en aquellas personas de gran aislamiento o grave trastorno mental.
Desde mi experiencia en el trabajo de calle con personas sin hogar me pareció interesante aportar  alguna indicación de por qué las personas sin techo son reacias a utilizar los centros de acogida.
Así, en primer lugar, descubrimos cómo los problemas de autoestima, la creencia de carecer de valor, el autocastigo que padecen estas personas, nos hace pensar que parte de nuestra labor ha de ser hacerles sentirse protegidos, sentirse alguien, miembros de un grupo social, que forman parte de lo real.
Por otro lado en la calle existe cierto grado de anestesia emocional que provoca desconfianza en los acercamientos, dificultad de transmitir afecto positivo o carencia de algunos sentimientos. Es como si no supieran  manifestar algunas emociones, el paso de los años ha hecho mella. La calle les absorbe, les atrapa, les abotarga. La calle es muy dura. La soledad y el miedo están siempre presentes. Además, sin horizonte no están dispuestos a ir superando un montón de dificultades para iniciar un proceso de recuperación.
Por ello, trabajar la motivación es fundamental y va estrechamente unida a la creación y consolidación de unas relaciones sociales positivas. No todo deben ser atenciones materiales. El trabajo con voluntariado resulta verdaderamente interesante puesto que aporta una calidez, un trato amable y se pueden generar cierto tipo de acercamientos o vínculos con la persona que los profesionales, por su posición, no pueden.
La hora de la cena en Casa Abierta
He aprendido que las personas con las que trabajamos nunca dejarán de sorprendernos. Por sus características singulares y por la gama de potencialidades que nosotros debemos ser capaces de descubrir y desarrollar. Jamás debemos dar a nadie por perdido o irrecuperable y ser especialmente cautos al utilizar el adjetivo “crónico” cuando hablamos de situaciones prolongadas en el tiempo. Nuestra mente debe estar atenta y abierta, utilizar la empatía para entender cuan dura ha sido su vida. Aún así, nuestro enfoque del trabajo a realizar con cada uno debe llevar aparejado un bagaje educativo hacia la socialización y la asunción de deberes como cualquier otro ciudadano.

Discernir qué es lo urgente y lo importante nos vendrá bien en situaciones de duda o momentos de reflexión. Una persona puede necesitar una ducha caliente, el techo o la comida. Pero antes, para esta persona será más importante sentirse alguien para alguien. Volver a sentir que su existencia importa a alguien. Recuperar la autoestima hacia uno mismo.  Hay que singularizar frente a la invisibilidad que impone la vida al margen, la vida del excluido. Volver a hacerles sentir personas, “re-conocerlos” como tales, con nombre y apellidos. Pasar de los estereotipos a conocer a las personas que hay realmente detrás. Y es a través de la relación con otros, otra vez, cuando la persona vuelve a sentirse alguien.
He de agradecer que también a mí me ha aportado muchas cosas esta visita al Albergue de Castellón. Por un lado siempre resulta enriquecedor intercambiar experiencias, sentimientos, dudas, aspectos innovadores, ideas creativas y cualquier otro tipo de cuestión para los que trabajamos con este colectivo. También hubo ocasión para reafirmar nuestros paralelismos y ratificar nuestros aciertos.
Especialmente interesante me resultó el trabajo que se realiza en el centro de día y los talleres de vuestro Albergue, ofreciendo una alternativa creativa a los vacíos ratos de ocio que cada día acarrea, ofreciendo un lugar donde expresar, sentir, aprender y sobre todo relacionarse de manera positiva. Todo ello unido con una gran dosis de cariño aportado por todo el personal que allí trabaja o colabora y que no pasa desapercibido en absoluto. Para mí eso es fundamental y en vuestro Albergue ese ingrediente se encuentra en cada rincón, en cada persona que forma parte de la idea.
Por otro lado, también volví a mi ciudad con una grata sensación de estar avanzando en la misma sintonía, en la misma lucha, en el mismo aprendizaje continuo. Trabajando, como vosotros hacéis cada día, para aprender a dar las respuestas más adecuadas y más enriquecedoras para los usuarios.
Personalmente todas las personas que asistieron a esta jornada de formación  y con las que tuve ocasión de compartir un momento más o menos cercano, me hicieron sentir como en mi propia casa y todos mostraron un gran cariño y una especial atención para que mis horas entre vosotros fuesen realmente agradables. Quiero agradecer desde aquí a todos los que acudieron a esta jornada por hacerme sentir uno más dentro de vuestra gran familia.
Gracias a vosotros por contar conmigo. Hasta pronto.

Rafa Trívez Usón
Coordinador de Casa Abierta-Albergue de Zaragoza.


Si quieres conocer más sobre Casa Abierta, te invitamos a ver este vídeo. 

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