viernes, 13 de mayo de 2011

ENFRENTARSE A LA REALIDAD

Últimamente, por varias vías, me está llegando el mismo mensaje: hay que “despertar” de nuestro letargo y denunciar las injusticias que someten este mundo. Unos pensaran que es fruto de la casualidad, yo lo quiero ver como presencia cercana de Dios, que se nos manifiesta en los acontecimientos.

Estos acontecimientos, a los que me refiero, han sido:

- El escrito en su muro de Facebook de Javi Aguilella, poeta de Onda y, considero, persona preocupada por los temas sociales:


ESTABA MEDIO DORMIDO Y ME HAN DESPERTADO PITOS DE COCHES Y TRACAS.

CREI QUE ERA MI PUEBLO QUE SALIA A LA CALLE A PROTESTAR POR LA CRISIS

Y PLANTARLE CARA A LOS BANCOS.

PERO SÓLO ERA QUE HABIA GANADO EL BARÇA.

POR UN MOMENTO ME HABIA OLVIDADO QUE VIVO EN ESPAÑA.


- El artículo “Cirineos”, que el P. David Oliver ha publicado en su blog Rueda de molino, que trata de animarnos a preocuparnos por las necesidades de los que están a nuestro lado.

- El curso “Lo comunitario hoy: retos y perspectivas” al que asistí ayer, que nos dirigió Victor Renes, sociologo, a trabajadores de Cáritas, análisis de la realidad desde lo comunitario.

Estas personas nos hacen ver lo despreocupados que tantas veces estamos por lo que nos rodea. Vivimos inmersos en un modelo de sociedad basado en el individualismo, consumismo y en una falsa preocupación por lo social/colectivo. Buscamos beneficios para la colectividad, que, muchas veces, no es más que pretender poder llevar adelante nuestros propios intereses.

Sin embargo, a pesar de todo ello sigo creyendo en el ser humano, que ante las necesidades del otro, incluso ante estas necesidades llevadas al extremo, como ha sido el caso tristemente acaecido del terremoto que asoló estos días a la localidad de Lorca (Murcia), se ha podido presenciar la solidaridad que aun guía a algunas personas…

¿Cómo aplicar esto a todo lo que rodea el mundo del albergue?
Es muy loable que las personas que nos acercamos al albergue, para colaborar de diferentes formas (voluntarios, trabajadores…), veamos desarrollados nuestros intereses y nuestras propias personas. Sin embargo, lo importante es intentar que el albergue sea un lugar desde donde trabajar por los intereses de las personas sin hogar o con pocos recursos, que son atendidas, dignos de gozar de los derechos universales. Se trata de crear un nuevo modelo de sociedad, que da un cambio radical a las relaciones sociales, de valores e incluso de ser humano.

Acabo con unas palabras de Victor Renes, que deben de marcar el objetivo de nuestro trabajo por los más pobres:

“La cuestión que está planteada no es solo medidas (o de “políticas”) redistributivas, activadoras e integradoras, sino que es una cuestión del propio modelo de sociedad, y del propio modelo de persona”

1 comentarios:

Manuel dijo...

Julián, como dices, tenemos que despertar y denunciar las injusticias, preocuparnos por los que estan a nuestro lado.Esta sociedad de consumo, individualista... Tiene que darse cuenta de los valores importantes y las relaciones sociales con nuestros semejantes. Creo que, el albergue es un lugar donde podran despertar esos corazones y experimentar la presencia cercana de Dios. Trabajemos para que así sea.